lunes, 24 de abril de 2017

Memorias de un gusano de Jesús Tíscar




La verdad es que uno ya se siente con lícitas ganas de exponer que está hasta los putos huevos de cierta situación:  Me refiero a eso de ver las librerías petadas de bodrios infectos perpetrados  por gentuza de nombres conocidos porque salen por la TV, o pertenecen a la familia adecuada y no poder ver obras de personas que escriben como es debido. Un buen ejemplo de esto último -afortunadamente no es el único- sería el escritor de Jaén Jesús Tiscar Sandra. Este tipo ha parido lo que para mi es "La conjura de los necios" del siglo XXI. Su personaje, Avelino, el gusano con memoria, me ha hecho refocilarme en la mierda como sólo el Ignatius de John Kennedy Toole me hizo hacerlo hace tantísimos años. Y ahí han estado los inconscientes de RaRo ediciones para echarle güevos una vez más y publicarlo en papel.
Pues eso, el próximo sábado 29 de abril, se presentará en la Jaima de Fernanpérez (Almería southern Spain) el magnífico libro que nos cuenta la historia de Avelino, un degenerado deforme que ha contado con mi simpatía personal desde las primeras páginas.
Lean. No les defraudará.




martes, 21 de febrero de 2017

¡BUUUUUHHHH!


Miedo m. 1 Perturbación angustiosa del ánimo por un peligro real o imaginario. 2 Recelo o aprensión que uno tiene de que le suceda lo contrario a lo que deseaba.

Estoy sentado en una mecedora en el porche de mi casa. Masco tabaco, bebo licor y tengo un rifle a mano. Paso aquí los días culpando de todo al poder. Recuerdo a Huxley y eso me da fuerza para levantarme y dirigirles la palabra: “Tiempos difíciles éstos en los que hay que defender lo obvio.”
Uds disculparán esta pequeña chapa con la que me propongo obsequiarles desde esta prestigiosa publicación, pero en aras del respeto a la inteligencia, no parece quedar otro remedio: Queridos compatriotas, vayan preparándose para esta obviedad:  Vivimos tiempos excepcionales y mucho me temo que, en los próximos meses,  se van a reforzar considerablemente los intentos de mantenernos a todos acojonados como a colegiales idiotas.  
¿Recuerdan uds el tren de la bruja? ¿Esa magnífica atracción de feria de pueblo en la que un pequeño trenecito lleno de niños aullantes recorría un circuito, mitad al aire libre, mitad dentro de un túnel oscuro, en el que una bruja decía ¡buuhh! y daba escobazos a los pasajeros? Pues así es nuestra relación con el poder; periodos al aire libre en los que saludamos alegremente a los papás que nos ven desde fuera y periodos oscuros, de pasar miedo e incertidumbre, en los que quedamos a merced de la mala bruja que nos asusta envuelta en la oscuridad.
No hay nada nuevo bajo el sol. Es una práctica que se lleva ejerciendo desde la noche de los tiempos por parte de quienes dominan el mundo.  Saben que el miedo es un arma poderosa para lograr que las sociedades respondan de la manera adecuada a sus intereses. La historia de de la humanidad está repleta de ejemplos.
Los que meten miedo saben bien lo que hacen. Apelan a lo más profundo del ser humano. El miedo nos viene de esa parte de nuestro cerebro que aún es casi reptil. Viene de la amígdala,  que es la que nos prevenía cuando se nos acercaba cualquier fiera. Decía: “Cuidado, viene un león hacia ti”. Eso nos salvaba la vida y estaba bien. Pero los que controlan el gran rebaño que es la humanidad aprendieron hace mucho a manejarlo. Saben que la sola mención del león hará el efecto deseado. Les lleva funcionando de maravilla desde hace siglos.
Nos aterroriza la posibilidad de perder lo poco que cada uno tenemos y por eso somos tan vulnerables a los miedos con los que nos controlan. Basamos lo que somos en lo que tenemos y nos inspira verdadero pavor perderlo. Brindo al sol y digo que cuanto mejor sería basarnos en lo que somos. En lo que nadie nos puede quitar.
Pero no nos han educado en ese pensamiento. Nos han educado como a ratas de laboratorio. Animalillos perdidos en un laberinto en el que coger determinados caminos se premia con descargas eléctricas. Nos enseñan con el miedo a las descargas por dónde no debemos ir, qué cosas no debemos cuestionar. Los que mandan saben que dominar las mentes es dominar las conductas. Y por “los que mandan” no me refiero sólo a esos capataces de plantación de algodón que son ahora los políticos.
 Vivimos una época en la que el derecho a la información está secuestrado. Esto es un hecho frío. Es cierto que hay entre la gente una sospecha generalizada acerca de la podredumbre del sistema, pero la opinión pública no existe. Lo que tenemos es la opinión mediática, un caldo de cultivo que nos amansa y nos dirige. ¿Sabían uds. que el 70% de la información que digerimos en todo el planeta –satélites, tvs, cine, radios, internet y cabeceras de prensa- proviene de enormes grupos de empresas en manos de sólo siete dueños finales?
Al modesto entender de este periodista que sabe que su profesión ha desaparecido, sólo nos queda un recurso: Olviden los medios tradicionales –su consigna en los próximos meses va a ser la doctrina del shock,  el burdo ¡Buuh! ya tan trillado- y echen un vistazo a la historia. Y en la historia incluyo el revisar informativos televisivos del periodo 2000-2014, un auténtico flipe. Comprueben la historia estimados lectores, es la única oportunidad de mantener viva nuestra capacidad de pensar con cierta libertad. Vivimos en la época de la humanidad con mayor posibilidad de auto información. No hay excusas.
Desde luego, los que consulten la historia de nuestra época en los años venideros,  leerán acerca de nuestro comportamiento en estos tiempos difíciles y nos juzgarán por él.

Y ya me vuelvo a mi porche. No pido perdón a quién se pueda sentir ofendido por las obviedades que he dicho. No necesito el afecto de esas personas que insisten en negar lo que es manifiesto. Escupo el tabaco, bebo el licor y aún tengo mi arma a mano. Soy el pesimista que morirá de risa. Me balanceo tranquilamente en mi mecedora y seguiré pasando los días culpando de todo a los que mandan en el mundo.